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viernes, 18 de julio de 2014

Ángel Cárdenas

Nombre real: Bartoli, Ángel
Cantor, actor y compositor
(18 de julio de 1927 - 4 de diciembre de 2005)
 

Nació en la ciudad de Chacabuco, Provincia de Buenos Aires, sus padres eran Ángel y Dominga.

Su buena voz, su cultura, su delicado fraseo y su expresividad fueron las condiciones destacables de este querido amigo. También, su personalidad alegre y a veces díscola, sus broncas y sus berretines.

Fue un estudioso de la actuación y de la música, entre sus
maestros figuraron Alberto Ginastera, Roberto Grela y, en el arte escénico, Antonio Cunill Cabanellas.

Debutó a principios de la década del 40, recomendado por quien sería su padrino artístico, el cantor uruguayo Néstor Feria, en una compañía dirigida por Alberto Vaccarezza y Raúl De Los Hoyos, con dos temas: “El carrerito” y “El poncho del amor”. A partir de allí comenzó su carrera, con un repertorio que contenía tangos y folclore sureño. En esa época, se destacaron sus actuaciones en Radio Splendid y en la Confitería La Querencia, de la Avenida de Mayo.

A partir de 1945, y después de algunas giras por el interior del país, ingresó como empleado en la compañía cinematográfica Emelco, donde se cumplirían parte de sus sueños de actor. Convocado por el director León Klimovsky, fue asistente de dirección en las películas “Las campanas de Santa Teresa” y “Se llamaba Carlos Gardel”. En 1949, su actividad cinematográfica lo llevaría a participar como actor, bajo las órdenes de directores de la calidad de Mario Soffici, Fernando Ayala y Hugo Fregonese, actuando entre otras películas en: “Juvenilia”, “Cuando en el cielo pasen lista” y “Barrio gris”. Pero su mayor protagonismo lo tuvo bajo la dirección de Armando Bo, junto a la actriz Isabel Sarli, en “Sabaleros” y “Los días calientes”.

A principios de 1956, a raíz de la desvinculación del cantor Carlos Olmedo, se relaciona con Aníbal Troilo, recomendado por el pianista Osvaldo Manzi. Bastó que “Pichuco” lo escuchara un instante para contratarlo inmediatamente. El otro cantor era Pablo Lozano, quien al poco tiempo se alejó de la orquesta siendo reemplazado por Roberto Goyeneche.

El 18 de julio de 1956, registró su primera grabación en el sello T.K, con el tango “Quién”, de Osvaldo Manzi y letra de Luis Lira (seudónimo de Enrique Parodi). En esta etapa, sus mejores grabaciones junto al “Gordo” fueron: la milonga “Chuzas”, “Vamos vamos, zaino viejo”, “Callejón” y “Qué risa”.

Al año siguiente, Troilo regresó a su primer sello, Odeon, con una orquesta renovada, con la incorporación de Orlando Belingieri y los arreglos de Julián Plaza, Emilio Balcarce y Eduardo Rovira. Cárdenas grabó ocho temas solo y tres a dúo con “El Polaco”, fue cuando logró su mayor triunfo artístico y comercial con el tango “La última”. También podemos destacar su registro de “Te llaman malevo”.

Fui testigo presencial de las actuaciones de la orquesta en el cabaret Marabú, de Maipú y Corrientes y, también, en el Empire que estaba a la vuelta, donde Cárdenas se lucía con todo su esplendor, demostrando su solvencia y su calidad interpretativa. Y que decir de Radio El Mundo, en esas inolvidables presentaciones con público, donde yo era uno más de los fanáticos seguidores de Troilo, embelezado con su magia.

Al comenzar 1960, Cárdenas se alejó de la orquesta, siendo suplantado por breve tiempo por Jorge Casal y luego, en forma definitiva por Elba Berón.

En su nueva etapa, armó su propio conjunto dirigido por Tití Rossi, iniciando una etapa de giras, tanto por el país como por Centroamérica, para recalar en los Estados Unidos, donde se quedó un tiempo prolongado, realizando conciertos en distintas universidades, modalidad que luego repetiría durante muchos años.

En 1970, se dio el gusto de escribir el guión, producir y dirigir una película: “Una cabaña en la pampa”, en la que también actuó y compuso la música.

Como compositor musicalizó a Jorge Luis Borges en “Milonga del forastero” y a Atahualpa Yupanqui en la milonga, “Cosas de uno” y en el tango “Cantor de fonda”. También, le pertenecen, entre otros, los tangos: “Entre tangos y milongas”, “Aquel amor lejano”, “Frente a frente con la vida”, “Lejos, muy lejos”; los valses: “Nube errante”, “Justo ahora, corazón” y “Por nuestros caminos”; y las milongas: “Milongueando”, “Trasnochado trovador” y “Morena y candombera”.

Fue asiduo concurrente de la Academia Nacional del Tango y participó en muchas de sus veladas. La muerte lo encontró solitario, en su casa, luego de su última presentación en el Bar Tuñón.

Cárdenas fue uno de los mejores intérpretes del género milonga —con un estilo creativo y muy campero—, un gran difusor de la cultura popular y un personaje muy pintoresco de la bohemia tanguera.